"Vivimos en una Isla superpoblada y las colmenas necesitan espacios libres para su instalación. El asentamiento de las colmenas es uno de los principales problemas que tenemos. Hemos demandado zonas para su ubicación y, además, hemos presentado alegaciones a diversos planes como el PIOT". Así se manifiesta el presidente de la Asociación de Apicultores de Tenerife (Apiten), Julio Díaz Cruz, fundador de esta organización y titular de la misma desde hace once años. Un total de 600 apicultores pertenecen a este colectivo, el 90% del total en la Isla.

Díaz afirma que "estamos a favor de la repoblación multifloral, no sólo de pinos, que únicamente dan sombra. Queremos que se planten higueras como las que había antes o tajinastes. Donde se planta un pino desaparece todo lo demás".

Otra de las dificultades que tienen los apicultores son las plagas y enfermedades que atacan a las colmenas: "Estamos metidos en el Plan Apícola Nacional y, gracias a ello, nos subvencionan los productos para combatir las plagas, que son carísimos. Los tratamientos nos cuestan 18.000 euros al año. La enfermedad más grave que ha llegado últimamente es la varroa, un ácaro que puede aniquilar completamente la colmena".

Ahora bien, cómo asegurar el relevo generacional es el gran quebradero de cabeza de este colectivo. Al respecto, Díaz señala que "estamos haciendo muchos cursos en la Casa de la Miel con la intención de involucrar a la gente joven en nuestro colectivo, una tarea que no es fácil, pero seguimos luchando por ello".

Julio Díaz también asegura que "nos sentimos respaldados por las instituciones, sobre todo por el Cabildo de Tenerife, y en especial su presidente, Ricardo Melchior, que se ha portado muy bien con nuestro colectivo. Somos un subsector muy pequeño, pero saben que somos necesarios. No sólo es lo que producimos, sino los beneficios colaterales que conlleva nuestra actividad. Sin abejas no habría polinización. Y se estima que entre el 60% y el 70% de la flora autóctona podría desaparecer si no existiera la apicultura en la Isla".

Tenerife produce entre 15 y 20 toneladas de miel al año. Se suelen hacer dos campañas de recolección, una en la costa y otra en la cumbre, recogiéndose entre 10 y 15 kilos de miel por colmena.

Díaz Cruz destaca que la producción "en líneas generales se concentra más en los valles, tanto en el de La Orotava como en el de Güímar. Ahí es donde está más arraigada esta actividad y el clima es más benigno. Pero debido al aumento de la construcción, nos hemos tenido que adaptar a los laterales, donde no hay casas, guardando las distancias para no molestar". En su opinión, "cada año mejoramos en calidad. Se ha avanzado muchísimo en el filtrado y en la manipulación. Nuestras mieles no tienen nada que envidiar a las de fuera. A los que nos visitan les sorprende la cantidad y variedad de nuestras mieles en un espacio tan pequeño. Tenemos muchas mieles monoflorales".