melilla 91

tenerife 87

Melilla(20+26+21+24). Diego Ciorciari (3), Héctor García (14), Juanma Ruiz (7), Cuthbert Victor (19) y Michael Southal (8) -quinteto inicial- Rafa Huertas (14), Caio Torres (10), Keith Waleskowski (10), Raúl Lázaro (-) y Óscar González (6).

Tenerife Rural(20+16+21+30). Edu Sánchez (13), Francis Sánchez (18), Julio González (14), José Ángel Antelo (12) y Kiril Wachsmann (8) -quinteto inicial- Adrián Boccia (4), Iván Rodríguez (3), Pat Carroll (11) y Christian Maraker (4).

ÁrbitrosGermán Morales Ruiz y Rubén Sánchez Mohedas. Eliminaron por cinco faltas personales a los jugadores del Tenerife Rural Christian Maraker (m.31) y José Ángel Antelo (m.37).

Parciales20-20, 46-36 (descanso), 67-57 y 91-87 -final-.

IncidenciasPabellón Fernando Martín, de Fuenlabrada, con unos 2.500 aficionados, entre ellos 450 seguidores del conjunto insular.

N.FELICIANO, Fuenlabrada

Es lo malo que tienen los sueños. Que en muchas ocasiones (no siempre), llega el momento de despertar y encontrarse con la realidad. El Tenerife Rural mantuvo vivo el sueño de la ACB hasta el último momento, luchando contra viento y marea (en forma de lesiones, criterios arbitrales dudosos o rivales de un potencial económico muy superior) hasta que, cual Cenicienta que tiene que volver de palacio, las doce campanadas sonaron en el reloj blanquiazul y pusieron fin a su temporada al ceder ante el Melilla en la semifinal de la Final a Cuatro . Sin embargo, y en la hoja de servicios que todos los aficionados conservarán en su memoria, quedará el esfuerzo, el sacrificio y el pundonor de un grupo de jugadores que nunca arrojaron la toalla.

El choque arrancó con un ritmo vertiginoso, con dos equipos dispuestos a hacer valer sus armas: el Tenerife Rural, su acierto en el tiro exterior (4 triples en el primer cuarto) y el Melilla, su poder en la zona, con un Cuthbert Victor particularmente inspirado. Fruto de todo ello, el primer período se cerró con máxima igualdad en el luminoso (20-20).

Sin embargo, el equilibrio se rompió en el segundo parcial. Los árbitros fueron excesivamente quisquillosos con las personales de los hombres interiores del Rural, obligando a Rafa Sanz a hacer malabarismos para mantener potencial en la pintura. Ello, sumado a la aparición de Huertas, con dos triples, permitió a los norteafricanos hacer un parcial de 15-0 que mandaba el choque al descanso con ventaja clara (46-36).

Tras el paso por vestuarios, el enfermo no mostraba síntomas de mejoría. Un triple de Cuthbert Victor comenzaba a disparar las ilusiones de los de Paco Olmos, pero el Tenerife Rural se negaba a marcharse aún del baile. Una zona 1-3-1 y la aparición momentánea de José Ángel Antelo, permitieron recortar distancias (53-45,m.23). Héctor García sacaba a relucir su muñeca de oro para volver a abrir brecha, pero un parcial de 5-12 en los últimos minutos continuaba abriendo las esperanzas blanquiazules (62-55, m.29), un tanto minimizadas por un triple postrero de Óscar González que metía al partido en su último acto con la misma diferencia que diez minutos antes (67-57).

Y apareció Francis

Discutido, irregular, heterodoxo, anárquico y... genial. Así es Francis Sánchez. El boquerón había estado un tanto oculto durante el partido, pero decidió echarse el equipo a sus espaldas, tal y como ya hiciera hace un año en Cáceres. Con Maraker eliminado por faltas y Caio Torres haciendo su agosto en la pintura blanquiazul, el alero comenzó a ver el aro como una piscina. Un 3+1 por aquí (72-65, m.34), un triple tras bloqueo por allá (76-73, m.36), otro imposible con dos hombres encima por acullá (79-76,m.37) y el partido abocado a un final de infarto. Ahí, los pequeños detalles, como señaló Sanz en sala de prensa, terminaron por marcar la diferencia y la lotería de los tiros libres dio como boleto premiado el del Melilla. Con todo, el baile concluyó para un Tenerife Rural que no tiene que preocuparse en buscar un zapato para la próxima temporada: en el espíritu y la entrega de sus jugadores, cuerpo técnico, afición y directiva tiene ya un tesoro que, irremediablemente, terminará por llevarle a la ACB. El baloncesto, así, terminará por ser justo.