AUNQUE a primera vista no lo parezca, Canarias se juega mucho en estas elecciones europeas. Nuestro afroatlántico archipiélago lleva ligado a Europa más de siete siglos, concretamente desde que las Islas Afortunadas fueron "redescubiertas" por las potencias comerciales europeas de la época, genoveses, mallorquines, portugueses y castellanos, quienes frecuentaron nuestras costas desde el siglo XIV con fines esclavistas y comerciales. En consecuencia, los guanches de Lanzarote y Fuerteventura (los mahos) se vieron azotados en esas fechas por el ansia expansionista y colonizador de Europa hacia otros continentes. Por eso, no resulta casual el establecimiento del genovés Lancelotto Marocello en Lanzarote a comienzos del siglo XIV. El efecto llamada -debido a la privilegiada situación geoestratégica y a los importantes y atractivos recursos naturales de Canarias- comenzaba a funcionar, con lo cual las naciones europeas hegemónicas no tardaron mucho en plantearse la conquista y colonización de tan importante enclave para las rutas comerciales marítimas con África y Asia (América estaba por descubrir y no existía el Canal de Suez).

Y así llegó la conquista normanda -bajo la corona de Castilla-, que comenzó por Lanzarote en 1402. Pronto cayeron también Fuerteventura y El Hierro en manos de Jean de Bethencourt, las islas más despobladas por las anteriores razzias esclavistas. En fin, tras los cruentos episodios que todos conocemos, se consumó la conquista de Canarias en 1496, al haber caído, tras heroica y desigual lucha, Tenerife, último bastión del pueblo guanche, que tan bravamente resistió durante casi un siglo los despiadados ataques de la mayor potencia de la época. Y esto ocurría, curiosamente, cuatro años después del descubrimiento de América, hecho que, por otra parte, multiplicaría por diez el valor geoestratégico de nuestras islas.

Y si continuamos adentrándonos en los entresijos de la Historia, observamos que, tal vez por razones similares a las de las citadas naciones renacentistas, el Archipiélago canario -está documentado arqueológicamente- también fue conocido, visitado y tal vez semicolonizado por la todopoderosa Roma.

Con todo ello vemos que las Islas Canarias han estado relacionadas con Europa desde la Antigüedad, y que ya en esa época se valoraban como excepcionales su situación geográfica (más allá de las Columnas de Hércules, la ultraperiferia de aquel momento), su clima y sus recursos naturales, hasta el punto de incluirlas en la mitología como Islas Afortunadas o Jardín de Las Hespérides.

También conviene destacar que después de la conquista, la nueva nación canaria -producto del mestizaje mayoritario de los guanches con los colonizadores europeos, principalmente portugueses y castellanos- desarrolló y mantuvo muy buenos vínculos culturales y comerciales con Europa (orchilla, azúcar, vinos, cochinilla, luego plátanos y tomates? y ahora turismo). Tampoco debemos olvidar, y sí destacar, las estrechas relaciones de Canarias, fundamentalmente durante los siglos XVII, XVIII y XIX, con las dos grandes naciones europeas que se disputaban con España la hegemonía mundial: Inglaterra y Francia. Relaciones que se intensificaron hasta tal punto que llegó un momento en que el comercio con Inglaterra fue superior al que se llevaba a cabo con España. Y así, hasta bien entrado el siglo XX, cuando a nuestros puertos arribaba mensualmente un único barco correo procedente de España, era frecuente ver atracados todas las semanas varios buques ingleses y franceses.

También podríamos añadir que la Ilustración, en base a las relaciones ya reseñadas, llegó antes a Canarias que a España, y que por esas fechas, siglos XVIII-XIX, nos permitimos el lujo de "exportar" a Europa uno de los más grandes "cerebros" de la Historia de la ingeniería mundial: Agustín de Betancourt, nacido en el Puerto de la Cruz.

Volviendo a la actualidad, nos encontramos a Canarias integrada en la Unión Europea, con el tratamiento específico de Región Ultraperiférica y dependiendo de ella, más que nunca, política y económicamente.

Así las cosas, y sin perder nunca de vista el referente de Malta de cara a un futuro no muy lejano, los nacionalistas canarios nos disponemos a afrontar las próximas elecciones -por imperativo de las matemáticas electorales- junto a las más fuertes formaciones nacionalistas del Estado español, como son el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y Convergencia y Unión (CiU) de Cataluña, bajo la denominación de Coalición por Europa, a la que también se han sumado los nacionalistas valencianos, baleares y andaluces.

En definitiva, si queremos que la voz de Canarias suene como tal y se defiendan en Europa los intereses específicos de nuestras islas, con la fuerza que otorgan las convicciones nacionalistas, ésa es la única opción viable, pues, como es notorio, para los partidos estatales PSOE y PP, España es lo primero. Y si queremos estar bien posicionados en la Europa de los pueblos, con vistas a un futuro status político diferente al actual para nuestro archipiélago, los que de verdad sentimos que Canarias es nuestra nación -aunque muchos no nos demos cuenta de ello- depositemos nuestra confianza en la Coalición por Europa (CiU, PNV, CC y otros). Digan lo que digan, si somos prácticos y votamos nacionalismo moderado, Claudina Morales tiene muchas posibilidades de ocupar un escaño y ser nuestra genuina y digna representante en Bruselas.