El vino elaborado en las Islas es calificado de bueno, muy bueno o excelente por un 90% de los turistas que pasan sus vacaciones en el Archipiélago, según se desprende de un estudio encargado por el Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria (ICCA), dependiente de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación del Ejecutivo autonómico, presentado ayer por el titular de este organismo, Guillermo Díaz Guerra.

No obstante, los caldos canarios tienen un gran competidor en los vinos procedentes de la Península que despiertan mayor interés, sobre todo en Tenerife y Gran Canaria, excepto en Lanzarote, donde se invierte la situación en favor de los producidos en bodegas canarias.

Esto se explica, según argumenta Díaz Guerra, en el mayor renombre y la difusión de la imagen del vino español a nivel internacional. De hecho, destaca que "alrededor del 50% de los encuestados reconoce que no tenía constancia previa de la existencia de vinos elaborados en Canarias".

En esta línea, los visitantes españoles son los que peor concepto tienen de los vinos locales, "sobre todo porque están acostumbrados a consumir vinos de crianza y reservas, donde nuestra comunidad aún no es fuerte".

Mientras, "el tinto joven y los blancos son los que más grado de satisfacción despiertan entre los vinos canarios, que, además gozan de gran acogida por parte de los alemanes y británicos".

A su vez, en el desglose por islas, los caldos de Gran Canaria son los que peor imagen tienen entre los visitantes, mientras que asocian a los de Tenerife como un vino de prestigio.

Por otra parte, son los más jóvenes los que conceden una "mayor nota" a los vinos locales, que, en términos generales, son definidos como "vivos, alegres y frescos".

Igualmente, es significativo que los que más lo consumen durante su estancia en las Islas son los que gozan de un mayor estatus.

En cuanto a los lugares prioritarios para el consumo, predominan los restaurantes y los hoteles, aunque en el caso de los visitantes extranjeros hay un porcentaje destacado que lo bebe en bares y pubs, donde, en este momento, tiene una nula penetración la producción canaria, según reconoce el director del ICCA.

Del mismo modo, apunta que entre los motivos que llevaron a los turistas a probar los vinos canarios en detrimento de otros de distinta procedencia sobresalen la recomendación del camarero, aunque recalca que "todavía habría que insistir más en este asunto".

Así pues, aseveró que "tenemos que esforzarnos en el terreno de la formación y animar a nuestros prescriptores, que son el último eslabón entre la bodega y el turista para estimular el consumo".

Otro factor determinante para el impulso a los caldos de las Islas estriba, a priori, en el escaso interés que despierta tanto para consumo en el destino como para usarlo como regalo, a lo que se le suma la fragilidad del producto y la dificultad para facturarlo en el viaje de regreso.

De esta forma, Díaz Guerra aboga por introducir en mayor medida los vinos canarios en las cartas de los restaurantes y los hoteles, así como apostar por su penetración en bares y pubs.

Otra de las acciones a impulsar es la de iniciativas como "las que desde hace tiempo se están desarrollando en Lanzarote, donde hay implantadas rutas turísticas que incluyen visitas a bodegas".

Por último, las conclusiones de este estudio realizado por la consultora Edei, "que deben asumir las bodegas, los consejos reguladores y la propia administración", según el titular del ICCA, se centran en "poner en valor entre los ciudadanos los productos locales". Además, subraya que "es necesario introducir nuevos formatos como el vino por copeo o botellas más pequeñas, para atender las demandas específicas de nuestros visitantes y hacer especial hincapié en la producción de vino blanco, que es el preferido por los turistas de las Islas".