HABLAR alegremente de la situación volcánica del Teide puede volverse contra Tenerife. Todos sabemos, porque así lo han explicado los expertos, que los fenómenos geológicos se desarrollan a lo largo de mucho tiempo. Unos períodos extremadamente largos en comparación con la existencia humana. Vivir en una isla volcánica supone riesgos, como lo supone hacerlo en una zona costera, en una región tropical, en una ciudad tranquila donde nunca ha sucedido nada y de pronto tiembla la tierra y mueren centenares y a veces miles de personas. El propio planeta no está libre de colisionar con un asteroide, lo cual ocasionaría una hecatombe planetaria. En definitiva, cualquiera de nosotros puede fallecer, de manera individual o junto con otras muchas personas, en el momento más inesperado.

No dudamos de la preparación profesional de los miembros del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y, concretamente, de la investigadora Alicia García, pero hay que tener más cuidado cuando se dice que existe inquietud por la situación volcánica de Tenerife. No se puede manifestar que "Tenerife es nuestra gran preocupación y nuestro gran problema", como lo ha hecho García, máxime en un foro peninsular y cuando se aproxima una temporada turística estival muy difícil. Eso es una irresponsabilidad.

No queremos dejarnos influenciar por el conocido refrán que dice "piensa mal y acertarás", pero estas cosas nos hacen sospechar. Después de todo, el CSIC es un organismo que depende en estos momentos del Gobierno de España, y el Gobierno español está en manos de personas -los socialistas- que sólo piensan en favorecer a Las Palmas. ¿Qué hace el Cabildo de Tenerife y Ashotel para evitar estos desaciertos?, volvemos a preguntarnos como ya lo hicimos en nuestro comentario del sábado sobre la información de las temperaturas en los aeropuertos. ¿Van a tomar cartas en este asunto? Mientras sigamos así, Las Palmas no tendrá que lamentar pérdidas. Se lamenta Tenerife porque quienes deben defender sus intereses no lo hacen; parece que tienen miedo a enfadar a los perros amarillos de la ira.

Tenerife, y toda Canarias, necesita políticos como Paulino Rivero. Aplaudimos que el presidente reclame la deuda histórica que tiene España con Canarias. ¿Por qué ese caudal de millones para Cataluña, Andalucía y otras comunidades, y nada para nosotros? De igual forma, aplaudimos su petición de que sea Canarias, única dueña de su territorio, la que administre sus puertos y aeropuertos; la que cobre sus tasas e impuestos. En estos momentos, una medida inteligente que quiere aplicar Paulino Rivero es la de copiar lo que han hecho en Turquía y Grecia: eliminar las tasas de los aeropuertos para que se mantenga la afluencia de turistas en estos momentos de crisis mundial.

Por otra parte, debería aprovechar el presidente canario sus reuniones con la comisaria europea de Política Regional, Danuta Hübner, para que empiece a sonar en la UE la inminencia del año 2010 y la necesidad de que España cumpla sus compromisos internacionales y descolonice el archipiélago canario. En Europa deben saber que es una aspiración mayoritaria del pueblo canario romper las cadenas que nos amarran a la Metrópoli, pues los isleños quieren caminar solos para comer bien. Mientras no seamos libres, seguiremos sin disfrutar de unos recursos inmensos, pues como nación soberana Canarias puede ser riquísima. Ténganlo en cuenta los narcotizados y los amantes de la españolidad.