Acaba de estrenarse en el cargo de comisario de Área 60, una sala del Tenerife Espacio de las Artes que acoge estos días una muestra fotográfica de Laura Venavente Sovieri. Claudio Marrero, responsable de la programación de exposiciones del Ateneo de La Laguna, está seguro de que "se está viviendo un ciclo dorado" en torno a los nuevos creadores canarios. "El TEA está dando señales evidentes de que quiere ser el motor cultural de la isla de Tenerife", comenta.

-¿Por qué Área 60?

-Es por los 60 metros cuadrados que mide la sala de exposiciones. El nombre no me convence mucho porque suena a discoteca, pero su contenido es muy serio. Estamos viviendo uno de los ciclos de más talento y visualización artística.

-¿Qué destacaría de las nuevas generaciones de artistas?

-Son buenos y serios. Además, cuando tienen que buscarse la vida para exponer su obra demuestran un atrevimiento que confirman que son mucho más listos y profesionales que lo que fuimos nosotros.

-¿Ése buen momento del que usted habla está en peligro por efecto de la crisis?

-Imagino que la falta de dinero provoca que se hagan menos compras, pero en este momento lo que menos importa es si se vende o no. En ese caso, lo primero que habría que plantearse es qué es arte, pero si dejamos a un lado el debate, lo más coherente y, sobre todo, justo sería decir que estamos siendo testigos de la irrupción de un grupo muy valiente. Exponer con 22 años en el TEA es un atrevimiento, una prueba de madurez incuestionable.

-¿Qué parte de culpa tiene el TEA en esta aventura cultural?

-Toda, sobre todo, Javier González de Durana. El TEA se está haciendo y estamos entusiasmados con su crecimiento. No nos dieron un espacio residual perdido en una zona escondida del museo, sino que Área 60 está junto a la colección permanente. En Cultura yo no espero cambios o milagros, sino que los proyectos se hagan visibles. Es pronto para conocer cómo crecerá el TEA, pero tenemos que empujar en la misma dirección.

-¿Habrían cambiado las cosas en su época con una infraestructura de estas características?

-Hace 15 ó 17 años las cosas se veían desde otra perspectiva. A lo largo de mi vida he querido vivir lo más alejado posible de los sueños o ideas románticas. El TEA es una realidad que ayuda, pero que no puede ocultar que en el mundo universitario existen unas carencias de medios que, afortunadamente, se están tratando de salvar con el trabajo de los profesores. En mis tiempos aprendimos mucho de los que se marcharon a exhibir su arte a Amsterdam, Berlín, Nueva York o Madrid. Todas esas experiencias nos enseñaron a valorar más la tierra que pisamos. Hoy, por ejemplo, no me equivocaría demasiado si dijera que el contenido de Área 60 tiene la calidad para ser expuesto en salas de todo el mundo.

-¿Están todos los autores que quería tener en Área 60?

-No, pero las alegrías por ver el trabajo de artistas que van a exponer durante mi etapa como comisario en Área 60 superan a las posibles decepciones que se pudieron originar por una ausencia. Si uso una metáfora futbolística, he sido el entrenador de un club de categoría regional y ahora estoy en Primera División. Sé que me deje a alguien por fuera, pero esto ha sido como una letra que vencía en 90 días y, a medida que avanzaban las semanas, trabajé con una lista de veinte que rebajé a doce y, en función de la disponibilidad de los artistas, se quedó en seis. En realidad, son ocho, pues dos muestras están organizadas en torno al trabajo de un equipo de dos personas.

-¿Qué espera de Área 60?

-Tres cosas. Batir un récord de asistencia ya que la exposición es gratuita y que esto cree un estado de opinión y que la gente que lo vea hable de este movimiento artístico-cultural.