Insiste en que con el paso de los años "ha aprendido a morderse la lengua", aunque, en cuanto halla una rendija por la que colar una crítica se lanza al vacío con un vocabulario que incomoda a los oídos de los que toman decisiones. Fito Páez (1963), pieza imprescindible en un "puzzle sonoro" que acabaría dando forma a una foto donde están los nombres más influyentes de la música argentina en las últimas décadas, no se pone en la piel de un genio, como mucho, el intérprete nacido en Rosario asegura ser un "currante" al que aún "le queda cuerda para rato", dice entre risas.

-¿Cómo "respira" la cultura de su país?

-Podría... Algún día, podría respirar. No hay ideas. A nivel cultural, Argentina está quemada. Aquí, únicamente vive el desencanto. No sucede nada que no tenga que ver con un clima de mucha desilusión y más desencuentro.

-¿Entonces, no hay salida?

-El que quiera intentarlo que se venga. Este país parece estar hundido en una necedad en la que no hay ideas, proyectos, sueños...

-Argentina, precisamente, fue uno de los primeros países en sentir los efectos de la crisis económica. ¿Cómo ve desde la distancia lo ocurre a su alrededor?

-¿Crisis económica mundial? Yo me río de la crisis económica mundial; nosotros vivimos con ella desde el año 1909. Ahora, les toca a otros fumársela y conocer de primera mano lo que es convivir en sociedad donde los problemas no dan tregua, donde los conflictos te atropellan a diario varias veces.

-Usted escribió que "el mundo cabía en la letra de una canción". Realmente, ¿cree que todo lo que somos puede comprimirse en un papel o en unos acordes?

-Era una metáfora. Existe algo ligado a este mundo donde todo lo grande entra en un espacio reducido. Lo otro, meter lo pequeño en un espacio grande, es demasiado fácil.

-¿Han muerto los cantantes de las barricadas?

-Desde hace horas. Las canciones hermosas son las que no bajan líneas y no se cantan con la mano en alto, sino que llegan al corazón.

-¿La salud del rock argentino es buena?

-Hablar de un rock argentino es una necedad... Si ni siquiera somos una nación, cómo es posible que se empeñen en constituir un grupo que no existe. Argentina es como una máquina del tiempo de la que han salido buenos cantantes, grandes escritores, dignos directores de cine, aunque esa idea de unidad no se ha dado nunca y, difícilmente, se dará en un futuro cercano.

-¿Y buenos futbolistas?

-¡Qué atrevido! Sí, por supuesto, pero por ahí no me va a agarrar.

-Hablando de generaciones. ¿En el horizonte viene algo que pueda tomar la alternativa de Ariel Rot, Andrés Calamaro o Fito Páez?

-Los tres crecimos y nos emborrachábamos en Madrid. Han sido unos años fabulosos, aunque lo de dar el testigo va a depender de la gracia y calidad con la que vengan los jóvenes. De todas formas, eso quien mejor lo puede analiza es un musicólogo (bromea).

-Fito Páez se sintió atraído desde siempre por los Beatles. ¿Ve en ellos algo de lo usted que ha sido, es o será en el futuro?

-Me gustaría pensar que en esta vida fui tocado por la magia de los Beatles, pero también por Charly García, Juan Carlos Baglietto, por el tango, un poco de samba y por la bossa nova.

-¿Se considera una voz crítica?

-Ahora que soy algo más viejo mi gran virtud es que me callo más cosas. Silencio para no molestar.

-¿Se sintió señalado por ello?

-Si lo hicieron, no preste atención.

-¿Lo de callarse algunas cosas es una cuestión de madurez?

-En parte sí, aunque si quiere lo explico con una secuencia de "El Padrino" en la que James Caan discute con uno - no me acuerdo bien quién era, pero era un cabrón, con perdón- en presencia de Brando, quien le recrimina aquel gesto con una frase que decía algo así como "nunca más vuelvas a decir lo que piensas". Esto no lo inventé yo.