SE CUMPLE ahora medio año de la embestida de la prensa canariona contra EL DÍA y su editor, celosa del éxito de nuestro periódico. Somos el diario con más lectores en el Archipiélago, a pesar de que la ciudad de Las Palmas tiene casi el doble de habitantes que Santa Cruz de Tenerife. Es muy fácil distribuir un periódico en un entorno urbano. En cambio, hacerlo en una Isla como la nuestra, donde menudean los núcleos de población dispersos, resulta bastante más difícil. Tenerife, al ser una isla verde y con muchos recursos, es habitable en casi todo su territorio salvo las zonas protegidas. En Canaria la población ha de concentrarse mayoritariamente en la capital, porque en el resto -exceptuando algunas zonas como la Vega de San Mateo- abundan los secarrales y escasea el agua. Y habitantes usuarios del transporte interurbano no hay ni habrá, por esa concentración en la ciudad y en un par de núcleos prácticamente unidos; por lo que el tren no tiene justificación alguna, y menos si ha de hacerse subterráneo; por lo que no tendrá beneficios ni para pagarle el sueldo a un guardagujas de ese tren de juguete que quieren construir. Incluso -lo decíamos el otro día- han constituido ya la "continental" Sociedad de Ferrocarriles de Gran Canaria (¡Jesús!). Lo dicho: se creen mundiales del mundo mundial.

La embestida contra nuestro periódico la han desplegado en la prensa escrita y digital, así como en la radio y una televisión oficial afín a los intereses del PSOE y de las pretensiones hegemónicas de algunos dirigentes políticos canariones. Personajes todos ellos que no han dudado en utilizar al Parlamento para reforzar ese sañudo ataque, con lo cual la Cámara legislativa ha caído en la desvergüenza política más extraordinaria que se ha producido en España. No contentos con semejantes felonías, los enemigos de EL DÍA y de Tenerife han utilizado también a falsos personajes de la cultura de esta Isla, cuyas declaraciones han desvirtuado para tornarlas en más agresivas contra nosotros. Han puesto "digo" donde estos individuos, sorprendidos en su ingenuidad por las sibilinas tretas de la serpiente canariona, simplemente dijeron "Diego", menos uno que fue rotundo y llamó canalla al editor de este periódico, vaya usted a saber por qué, pero en esa prensa quedaron su foto y su nombre. Un deleznable proceder el de esos envidiosos, que también han utilizado a la respetable Judicatura publicando, inclusive en primera página, fotografías de dignísimos jueces. Sospechamos que las declaraciones de estos magistrados también han sido adulteradas.

Nuestra lógica respuesta a estos ataques fue muy contundente, como cabía esperar, porque la razón puede más que la maldad. Denunciamos a los periodistas que tan vilmente nos injuriaron y calumniaron. Las demandas y querellas están en trámite, entre ellas una querella criminal contra la Mesa del Parlamento de Canarias, que sigue su curso con una petición de amparo al Tribunal Constitucional y una queja al Consejo General del Poder Judicial, actualmente en fase de contencioso ante el Tribunal Supremo. ¿Y qué sucedió con todo esto? Pues que EL DÍA ha salido dignificado, mientras que todos nuestros atacantes, sin excepción, han quedado en entredicho. Lo repetimos: hoy somos los primeros; mañana tal vez sean ellos.

Lo anterior pertenece a los avatares de la lucha diaria que hemos de sostener contra aquellos que nos quieren aniquilar porque molestamos. Afortunadamente, también a diario nos ocupamos de asuntos más importantes. Para que nos entienda el que nos quiera entender, el puerto de Granadilla y el anillo insular de autopistas están siendo víctimas del partidismo y la parcialidad. No hay razones medioambientales que nieguen el desarrollo. Sólo hay política y esa parcialidad ya citada, motivada a su vez por intereses políticos. Insistimos: el que quiera entender, que lo entienda.

Con respecto a otro tema, hemos de decirles a nuestros lectores que este comentario lo escribimos, como es habitual, el miércoles por la mañana, con toda la faena del día por delante y sin conocer lo ocurrido en la concentración ante la Presidencia del Gobierno convocada por el Movimiento Patriótico Canario. ¿Qué podemos esperar? Pues una asistencia regular pero representativa. Un paso importante para iniciar el proceso de descolonización. Tal vez la primera voz pública contundente que se escucha en la calle sobre este asunto. Un vez más insistimos en que reivindicamos la memoria histórica de nuestros antepasados vilmente asesinados. Hombres, mujeres y niños a los que les robaron sus tierras; personas dignas, con su estructura social y familiar, que fueron esclavizadas y desposeídas de su identidad como pueblo. Esta es una de las razones más importante para recuperar nuestra soberanía y nuestra condición de nación con su correspondiente Estado. Nos apoyamos en Dios y en los hombres; en la razón y en la Justicia. Nos amparamos en la resolución 1.514 de la ONU y en el derecho de los pueblos a vivir en libertad.

No somos españoles. Ni los propios españoles quieren que digamos que somos españoles. Durante mucho tiempo hemos figurado como españoles porque nos han obligado a serlo por la fuerza, pero eso se acabó. Ya pasó el tiempo de la Rusia de los zares, de la Europa nazi y de las Españas metropolitanas peninsulares e insulares. Las Españas americanas echaron a patadas a los españoles de sus tierras colonizadas. No necesitamos ni autodeterminación ni referéndum para dejar de ser una colonia. Ya estábamos autodeterminados como un pueblo libre que vivía en su propio territorio antes de la conquista, y es de justicia que nos devuelvan lo robado sin que sea preciso consultarnos sobre ello. ¿Preguntarnos por nuestros derechos? ¿A cuenta de qué?

Ahora, por primera vez, vamos a exclamar ¡Viva la soberanía de Canarias! ¡Viva Canarias! Que el pueblo canario por fin viva su libertad. Quitémonos de encima el yugo de la esclavitud y del servicio a unos amos con derecho a disponer de nuestras vidas y haciendas y, lo que es peor, con derecho de pernada política. Ayer, primero de abril, no se conmemoró, porque ha sido prohibido, el día de la victoria del caudillo que padecimos. Celebramos, en cambio, el primer grito que pide la libertad de Canarias. Hay ciertos paralelismos entre las revueltas en las Antillas guyanas francesas y la Isla de Reunión por la desesperación social del pueblo y por su lógico afán de libertad e independencia. Ojalá que aquí jamás tengamos que lamentar ni una víctima. Allá hubo una mortal y gravísimos disturbios callejeros; y continúan con su ansia de libertad. Por eso pedimos constantemente conversaciones entre el gobierno español y Canarias. Conversaciones, inteligencia, comprensión, lógica y justicia. Y todo de forma pacífica, muy pacífica. Que no tengamos que culpar a nadie de brotes indeseados.

Nos apoya al pueblo canario la resolución 1.514 del Comité de Descolonización de los Pueblos de la ONU, y otras. Y, por sobre todas, la divina libertad.