La irracionalidad de los horarios y la rigidez laboral impiden trabajar a tres millones de personas en España, la mayoría de las cuales no están dispuestas a pagar cualquier precio por un empleo, según un estudio presentado ayer.

"El impacto de las nuevas formas de trabajo en las estructuras familiares", elaborado por la Fundación Másfamilia, la Fundación KPMG y la Fundación Adecco, con el apoyo del Ministerio de Educación y Política Social, refleja que el gran damnificado de las actuales formas de trabajo no son los hijos, sino las parejas, a quienes no se dedica ni el tiempo suficiente ni tiempo de calidad.

Según Roberto Martínez, director de la Fundación MásFamilia, si existiera un mercado de trabajo más flexible unas tres millones de personas -de ellas un millón con una alta cualificación- podrían incorporarse al empleo y evitarse así esta "pérdida de talento".

Las tres razones principales por las que no se ejerce una profesión remunerada son no encontrar un empleo con un horario que permita atender a la familia (34%); no querer o necesitar trabajar (28%) y no encontrar empleo (15%).

El estudio, basado en encuestas a un millar de núcleos familiares y en entrevistas individuales, desvela que el impacto de los horarios laborales pasa factura a la salud de los trabajadores -en forma de dolencias como la ansiedad y el estrés- y a las relaciones familiares, debido al escaso tiempo que dejan las jornadas partidas.

La mayoría de los entrevistados cree en el teletrabajo -el 33,5% de los trabajadores y el 65 por ciento de los directivos-, aunque sólo si son un par de días a la semana o varias horas. Por contra, a la mayoría no le gustaría el teletrabajo de lunes a viernes.

Al respecto, Roberto Martínez ha calculado que dos días a la semana trabajando en el domicilio representaría un ahorro de 3,5 millones de toneladas de CO2 al año por usuario con vehículo propio, al no tener que desplazarse físicamente al lugar del trabajo.

Por otro lado, el 60% de los encuestados señala como "óptimo" trabajar entre seis y ocho horas diarias, mientras que un 30% querría trabajar entre cuatro y seis horas.

En consecuencia, afirmó el director de la Fundación MásFamilia, se podrían otorgar esas horas a personas que sí las desean trabajar. De hecho, una reducción de dos horas diarias por parte del 30% de la población activa supondría un millón y medio de nuevos empleos, según Martínez.

La jornada continua es elegida por muchos como fórmula para conciliar vida laboral y privada. Según los primeros resultados, este horario se traduce en una merma del absentismo laboral y en una mejora de la productividad.