El desplazamiento de los vientos del oeste hacia el sur, que se observa desde hace 40 años en la Tierra, puede disparar las emisiones de CO2 del océano y anular los esfuerzos del hombre por combatir el calentamiento climático, según un estudio publicado hoy en Science.

Así lo afirman científicos del Observatorio Terrestre Lamont Doherty de la Universidad de Columbia (EEUU), que estudiaron las causas del calentamiento al final de la última era glaciar hace 17.000 años, provocado según muchos científicos por un cambio de órbita del planeta acompañado de niveles ascendentes de CO2.

Ahora el geoquímico estadounidense Robert Anderson y sus colegas de la Universidad de Columbia creen haber descubierto el misterio del por qué del aumento de dióxido de carbono en ese periodo y afirman que puede repetirse en la actualidad.

Según Anderson, autor principal del estudio aparecido en Science, el cambio de órbita terrestre causó un desplazamiento de los vientos del oeste hacia el sur y fuertes corrientes marinas ascendentes que expulsaron a la atmósfera el dióxido de carbono almacenado en el fondo del océano Antártico.

"Cuanto más rápido se revuelve el océano, más agua de las profundidades sube a la superficie para liberar CO2", señala el científico, quien afirma que "este ritmo de revolución es el que regula el CO2 en la atmósfera".

Según Anderson, "en los últimos 40 años los vientos se han desplazado al sur tanto como lo hicieron hace 17.000 años", y si provocan la expulsión de más CO2 al aire se intensificará el calentamiento producido actualmente por el hombre.

Para demostrar su teoría Anderson y sus colegas analizaron sedimentos en el núcleo del océano Antártico y observaron picos de crecimiento del plancton entre hace 10.000 y 17.000 años que revelan un aumento de las corrientes ascendentes.

Cuando el agua de las profundidades asciende a la superficie lleva consigo no sólo CO2 sino nutrientes que son consumidos por el fitoplancton y sirven para que éste se multiplique.

Aunque la teoría está apoyada por al menos un modelo climático, otros están en desacuerdo, por lo que Anderson afirma que "serán necesarias investigaciones más profundas".

Pero de ser cierta, el impacto de estas corrientes ascendentes "puede ser suficiente para contrarrestar algunas de las estrategias propuestas para combatir el aumento de CO2, por lo que no debe ser ignorada", advierte.